Hoy
es domingo por la noche, son las 23,45 del 22 de abril del 2012, y
percibo que el placer del disfrutado fin de semana se transforma por arte de
magia en el formal y agreste comienzo oficial de una nueva semana laboral.
Después de haber cenado con mi familia experimento en mi cuerpo y en mis sentidos el deleite de animadas charlas familiares, coloridos encuentro con amigos, osadas travesuras en común con mi nieto…, antes de irme a descansar recorro los principales periódicos virtuales desde mi computadora y recuerdo que ya se avecina la celebración del 64º Aniversario del Estado de Israel.
Transcurriendo este año 2022 y rememorando los grandes acontecimientos mundiales ocurridos en los últimos tiempos estamos vivenciando en forma alborozada la presencia de una nueva realidad.
El
conflicto del medio oriente ya está completamente extinguido debido a la valiente
resolución del todos los países de la región y al aval de las principales
potencias mundiales que reconocieron efectivamente la existencia definitiva de
un estado judío, democrático, pluralista, con fronteras reconocidas, con
seguridad interna y externa, con derecho a vivir y a realizarse en su tierra y
abierto a la inmigración de todos los judíos del mundo que así lo deseen.
Hoy los israelíes ya no se despiertan cada mañana - con el filo de la espada sobre sus cabezas – con la amenaza de aniquilamiento nuclear, destrucción y limpieza étnica, bombardeos de misiles, ataques terroristas, advertencias y maldiciones, injurias e improperios, amenazas veladas y al descubierto y demás lindezas parecidas.
Por
unánime resolución de todos los miembros de las Naciones Unidas y sin ninguna abstención
fue aprobada y reconocida universalmente la ciudad de Jerusalem como capital
eterna e indivisible del Estado de Israel. Hoy flamean orgullosas doscientas
banderas del mundo en el cielo de la milenaria ciudad del Rey David que como antorchas
vivientes proclaman tal reparación histórica.
Los líderes mas influyentes y encumbrados del mundo islámico decidieron separarse definitivamente de la descabellada idea de expandir compulsivamente el Islam a los no creyentes y dejan para siempre de lado el mal sueño de dominar completamente el planeta con sus creencias.
Declararon completamente perimida la otrora y creciente corriente fundamentalista que consagra la guerra santa contra el infiel o el diferente, como el instrumento obligado para el triunfo de su fe y de su cultura. Estamos ya viviendo nuevas épocas en que el fanatismo y el fundamentalismo en general se convirtieron en viejos trastos inútiles.
En una trascendente cumbre internacional de los países mas ricos y poderosos del planeta se adoptó la milagrosa decisión de compartir los conocimientos científicos, la producción de alimentos, los servicios de salud y de educación de excelencia, con todas la naciones que tenían un porcentaje relativamente alto de población viviendo en la pobreza, el analfabetismo, el hambre y la marginación.
En estos últimos años se ha producido el quiebre y desmantelamiento de las dos industrias más prósperas y rentables hasta el día de ayer: la producción de armamentos de destrucción masiva y de drogas adictivas naturales y sintéticas. Ante el marcado declive del consumo mundial y de las demandas de los mercados internacionales se ingresó en un rápido proceso de liquidación y falta de interés mundial por estas ya no lucrativas actividades. Cientos de miles de sus trabajadores han quedando desocupados pero fueron rápidamente absorbidos por las industrias productoras de alimentos, medicamentos, juguetes infantiles, tecnología educativa y entretenimientos creativos.
La energía nuclear pasó a ocupar un lugar trascendente en la calidad de vida de las personas, produciendo en común con las energías hídricas, solares, eólicas y espirituales un microclima mundial sin contaminación. Otorgando a la actual civilización mucho confort, abundante tiempo libre para pensar y para crear y dejándonos el suficiente espacio mental para descubrir otros mundos aun ocultos a nuestros limitados sentidos humanos.
Todos los países del mundo se pusieron de acuerdo con respecto al tema del cambio climático y los estados más ricos y desarrollados llevaron a la práctica una marcada disminución de la contaminación ambiental y del derroche injustificado de recursos energéticos y materiales para evitar el nocivo calentamiento global.
Ya
nos liberamos en esta última década del viejo becerro de oro, del dinero. Ese perimido
ídolo pagano otrora poderoso pero con pies de barro que ayer imperaba
impunemente en todo el mundo y nos esclavizaba detrás de el, ha perdido total
vigencia y ya no representa mas el erróneo sentido de la vida que nos hacía
olvidar cual era nuestra verdadera Libertad.
Quedó completamente sin vigencia el hambre y la pobreza pues ya se eliminó la pornográfica brecha existente entre ricos y pobres, se dejó de consumir irresponsablemente los recursos naturales para ponerlos por completo al servicio de todos los seres humanos y se envió definitivamente a un oscuro rincón de la historia la pobreza, la falta de equidad y el hambre.
La gente comenzó a darse cuenta de que todos somos miembros de una misma raza - la humana - aunque existan diversos rasgos externos, creencias, costumbres culturales y lugares de origen que nos hacen diferentes. A pesar de que los individuos nacemos con distinta pigmentación en la piel, tenemos diferentes credos, variadas costumbres, diversos orígenes en todos los lugares del planeta Tierra,
No
existen hoy mas razones para que nos discriminemos.
Por fin nos convencimos de que todas estas motivaciones son infundadas y necias. La discriminación ya fue completamente enterrada en el cementerio de los malos recuerdos.
En este nuevo periodo histórico que se inició, se desarrolló una nueva generación humana - dentro de la cual están incluidos nuestros hijos y nietos. Nos dejaron sorprendidos y con la boca abierta pues vinieron a imponer en este bendito mundo una nueva ética, una nueva forma de encarar la vida, sin prejuicios descalificadores, sin egoísmos destructivos, sin vanas necesidades discriminatorias y con muchas ganas de compartir entre todos esta maravillosa creación llamada planeta Tierra.
Despierto, abro mis ojos y percibo un tenue rayito de luz matinal que se filtra por la ventana de mi dormitorio me vocifera que son las seis de la mañana del lunes 23 de abril de 2012.
Por fin nos convencimos de que todas estas motivaciones son infundadas y necias. La discriminación ya fue completamente enterrada en el cementerio de los malos recuerdos.
En este nuevo periodo histórico que se inició, se desarrolló una nueva generación humana - dentro de la cual están incluidos nuestros hijos y nietos. Nos dejaron sorprendidos y con la boca abierta pues vinieron a imponer en este bendito mundo una nueva ética, una nueva forma de encarar la vida, sin prejuicios descalificadores, sin egoísmos destructivos, sin vanas necesidades discriminatorias y con muchas ganas de compartir entre todos esta maravillosa creación llamada planeta Tierra.
Despierto, abro mis ojos y percibo un tenue rayito de luz matinal que se filtra por la ventana de mi dormitorio me vocifera que son las seis de la mañana del lunes 23 de abril de 2012.
La
mecánica y creciente voz de mi reloj despertador me advierte: No te duermas
Guido, se hace tarde para irte al trabajo.
La
implacable realidad irrumpe impetuosamente en mis amodorrados sentidos y me
asalta crudamente una inquietante pregunta:
¿Fue esto solamente un simple sueño de una apacible noche otoñal?
Dr. Guido Maisuls
Buenos Aires, Argentina.
"En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario" George Orwell.