En
estos días de profunda reflexión e introspección que pasaron y mientras estuve solo frente a
mi computadora con el viejo hábito de volcar mis pareceres, mis sentimientos y
mis deseos sobre este familiar teclado, se me ocurrieron algunas dudas verdaderas
y certezas relativas - valgan las redundancias de las expresiones – que me
atrevo a compartirlas con todos ustedes.
Cuando se acercan
estos días terribles, irrumpe en mi una gran necesidad interior: un deseo de pedir
perdón, que me disculpen de las faltas que he cometido contra mi prójimo pero
también necesito encontrar de donde pueda, esa vital porción de grandeza
espiritual necesaria para realizar una ardua y no tan simple tarea de perdonar
las faltas u agravios que a su vez fueron cometidas contra mí.
Aquí mis sentidos
sentimientos de perdón en estos días tan especiales del año, entran en violenta
colisión con la terrible realidad que nos circunda. Pero, ¿Cuanto perdón se
necesita realmente para borrar tanta vana y gratuita crueldad humana?
¿Cuanto perdón necesita
el ser humano para eliminar el hambre, la pobreza y las injusticias producidas
a su prójimo?
¿Cuándo quedarán
completamente sin vigencia el hambre y la pobreza e irá desapareciendo
rápidamente la pornográfica brecha existente entre ricos y pobres y se dejará
de consumir irresponsablemente los recursos naturales para ponerlos
definitivamente al servicio de todos los seres humanos?
¿Cuando los países
mas ricos y poderosos del planeta tomarán la novedosa decisión de compartir los
conocimientos científicos, la producción de alimentos, los servicios de salud y
de educación de excelencia, con todas la naciones que tengan un porcentaje
relativamente alto de población viviendo en la pobreza, el analfabetismo, el
hambre y la marginación?
¿Cuanto perdón alcanza
para que el ser humano destierre para siempre la discriminación y el odio
gratuito hacia sus semejantes?
¿Cuando la gente
comenzará a darse cuenta de que todos somos miembros de una misma raza - la
humana - aunque existan diversos rasgos externos, creencias, costumbres
culturales y lugares de origen que nos hacen diferentes?
¿Cuanto perdón
requiere el ser humano para hacer desaparecer las guerras?
¿Cuándo los líderes
mas influyentes y encumbrados del mundo islámico, decidirán separarse definitivamente
de la descabellada idea de expandir compulsivamente el Islam a los no creyentes
y dejar para siempre de lado el mal sueño de dominar completamente el planeta
con sus creencias?
¿Cuando declararán
completamente perimida esa otrora y creciente corriente fundamentalista que
consagra la guerra santa contra el infiel o el diferente, como el instrumento
obligado para el triunfo de su fe y de su cultura?
¿Cuándo estaremos viviendo
nuevas épocas en que el fanatismo y el fundamentalismo en general se convertirán
en viejos trastos inútiles?
¿Cuándo, en muchos rincones del planeta, sus habitantes no despertaran cada mañana - con el filo de
la espada sobre sus cabezas – con la amenaza de aniquilamiento nuclear,
destrucción y limpieza étnica, bombardeos de misiles, ataques terroristas,
advertencias y maldiciones, injurias e improperios, amenazas veladas y al
descubierto?
¿Hasta cuándo esa
triste, repetida y nada perdonable escena de las sucesivas inauguraciones de la Asamblea General
de la ONU? -
donde el Presidente de Irán tiene ese raro deshonor de manifestarle a la nada
honorable asistencia y al mundo todo su odio y malos augurios sobre tal o cual país que debe ser "borrado del mapa" y
como broche de oro, un lamentable público que se pone de pie para aplaudir
obsecuentemente tan espantoso discurso.
¿Cuando se
tendrá conciencia en el mundo, del Deuteronomio 15,7? "Cuando haya en medio de ti algún hermano necesitado, en la
tierra que el Señor, tu d-os, te da. No endurecerás tu corazón. No cerrarás tu
mano sino que la abrirás generosamente y le prestarás lo que necesite".
Pero, creo
decididamente que más allá del terror también hay vida, mas allá de la
oscuridad también hay luz, mas allá del mal también hay bien. No todo esta
perdido en este mundo.
Es mi gran utopía y mi
ferviente deseo de que la solución de este eterno conflicto termine devorando
definitivamente al terror, a la intolerancia, a la irracionalidad, al odio
gratuito y a la incomprensión entre los pueblos.
Estamos pisando lo
talones de una nueva época donde nacerá una nueva generación humana que
llegarán a ser los constructores del mañana. Nos dejarán sorprendidos y con la
boca abierta pues vendrán a imponer en este sufrido mundo una nueva ética, una
nueva forma de encarar la vida, sin prejuicios descalificadores, sin egoísmos
destructivos, sin vanas necesidades discriminatorias y con muchas ganas de
compartir entre todos esta maravillosa creación llamada planeta Tierra.
"Todo tiene un principio, todo tiene un final, todo lo que empieza
algún día siempre termina en algún lugar pues la vida nunca fue una historia sin
final". “A toda cuestión le he visto final”, David (Tehilim 119:96)
Seamos realistas, aunque
en el mundo ocurran hechos desagradables.
Aunque los
noticieros nos cuenten de guerras y egoísmos.
Aunque en
nuestra vida aparezcan serios obstáculos a superar.
Existen
instantes de felicidad.
Existen
seres queridos que nos aman.
Existen Seres
Humanos de “fierro” como vos, como tú y como él.
Y a modo de
conclusión y con mi más sentida sinceridad, te solicito a ti, querida/o
amiga/o, tu verdadero y sentido Perdón.
Si con mis escritos,
opiniones y pareceres pude haberte ocasionado algún daño o falta y si fuera
realmente así, estoy profundamente convencido de que estuvo fuera de mi
conciencia y cuento desde ya con tu generosa absolución.
05 de octubre de 2012
Dr. Guido
Maisuls
Buenos
Aires, Argentina.