(Rabino Ovadia Yosef)
Sentir vergüenza ajena es vivenciar concientemente ese peculiar sentimiento humano de deshonor o de deshonra de los otros.
Estoy completamente inmerso en un absoluto estado de indignación hacia el Rabino Ovadia Yosef. Con una profunda sensación de estupor, repugnancia y tristeza he leído su discurso semanal del sábado por la noche, que se transmite vía satélite a las comunidades judías en todo el mundo.
Conceptos hacia mis hermanos gentiles (*) que solo aportan a incrementar el odio, la intolerancia y la violencia en un mundo que ya esta hastiado de estas lacras, conceptos que no son fáciles de reproducir porque esa vergüenza ajena no me lo permite realizar.
Desde el fondo de mi alma judía declaro mi mas ferviente repudio a esas espantosas palabras que al sembrar gratuitamente el odio y las discordia en el mundo, producen tanto daño espiritual a mis hermanos gentiles, a mi pueblo judío y a los mas elementales valores humanos.
De esa gran consternación y vergüenza ajena que me invade, emerge en mi una gran necesidad moral y un tremendo desafío emocional que superan mis limitadas aptitudes culturales e intelectuales.
¿Como explicarle a mis amigos gentiles de mi infancia con los que compartimos juegos, alegrías y el descubrimiento de un mundo nuevo?
¿Que decirles a mis compañeros gentiles de mis años adolescentes con quienes sonábamos tantas ilusiones, emociones e inquietudes juveniles?
¿Que expresarles a mis hermanos de la Universidad con los que proyectábamos la reconstrucción de una humanidad diferente, idealista y más perfecta el hombre nuevo?
¿Que manifestarles a mi actuales amigos gentiles del mundo, del ayer y del hoy?
Y a mi noble y generoso amigo árabe musulmán e israelí que tuvo la generosidad y la paciencia de enseñarme el hebreo técnico de laboratorio en mis primeros pasos laborales en Israel.
Y a todos esos seres humanos ejemplares que tienen un alma grande y abierta para poder compartir, comprender, solidarizarse y también disentir con mis Cartas desde Israel.
Y a Alejandro Magno, el emperador de Macedonia que en el año 332 de la era común, conquistó al imperio persa y le otorgó a los judíos una mayor autonomía política, económica y religiosa en la Tierra de Israel.
Y al rey Ciro de Persia que en el 536 de la era común decretó el Edicto del Retorno que permitió a los judíos retornar de su cautiverio en Babilonia a la Tierra de Israel, reconstruir el segundo templo en Jerusalem.
Y a Emile Zola, el escritor francés que envía una carta abierta al presidente Faure desde el diario L'Aurore el 13 de enero de 1898 bajo el título de J'Acusse (Yo Acuso) convencido de la inocencia del Capitán Alfred Dreyfus, de ascendencia judía y victima de una falsa acusación de traición a la patria.
Y a Raoul Wallenberg, un diplomático sueco que en las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial, trabajó incansablemente y corrió grandes riesgos para salvar a alrededor de 100.000 judíos húngaros del Holocausto.
Y a Oskar Schindler, un industrial y hombre de negocios alemán que salvó a unos 1.200 judíos polacos del Holocausto Nazi, contratándolos para su fábrica de artículos para la Wehrmacht situada en la actual Polonia. Gracias a su firme determinación y a su habilidad personal, pudo proteger a los judíos de su fábrica y salvarlos de morir en los campos de exterminio.
Y a Irena Sendler, una enfermera polaca que durante la segunda Guerra Mundial, salvó a más de dos mil quinientos niños judíos arriesgando seriamente su vida.
Y a Karol Wojtyla o el Papa Juan Pablo II que en el año 2000 desde el Muro de los Lamentos, pidió humildemente perdón por los horrores que los malos cristianos produjeron al pueblo judío, construyendo un hermoso puente de diálogo y unión entre la Iglesia Católica y sus "Hermanos Mayores en la Fe".
Y a los cristianos Evangélicos por Israel. Ese ejemplo del sionismo cristiano del mundo que se erige en el gran apoyo estratégico al Estado de Israel y a las comunidades judías del mundo.
Y a la periodista, escritora y ex parlamentaria cristiana catalana, Pilar Rahola, quien se ha elevado en occidente como paladín de los derechos humanos con su firme y valiente voz contra la retrógrada intolerancia judeofóbica y el islamofacismo.
Y al periodista, escritor y analista político libanés George Chaya (cristiano maronita) que viene desarrollando una gigantesca tarea de justo, honesto y lúcido esclarecimiento del acontecer en este complejo y sufriente medio oriente.
Y a Pedro Gómez-Valadés, un militante vigués del Bloque Nacionalista Gallego-BNG, que fue expulsado de ese partido por presidir la Asociación de Amistad Galicia-Israel/AGAI, que promueve la amistad entre gallegos e israelíes.
Y a todos mis hermanos gentiles, a los actuales y a los de todas las épocas, a aquellos que me dieron su amistad, me ayudaron a crecer y a comprender que otros mundos también son posibles.
Y a todos aquellos hermanos gentiles cuyos nombres huyen involuntariamente de mi limitada memoria.
Como explicarles a todos ustedes que nuestros hermanos gentiles no nacieron para servir a nadie, por la sencilla razón de que son seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios, porque son nuestros hermanos.
Me consuelan las sabias palabras de nuestro maestro, Rabi Akiva:
"Ama a tu prójimo como a ti mismo"
(Vaikra 19:18)
"Amado es el ser humano, pues fue creado a imagen de Dios…"
(Mishna Avot 3:14)
(*)Gentil. (Del lat. gentīlis). adj. Entre los judíos, se dice de la persona o comunidad que profesa otra religión. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
Kiriat Bialik, Israel, IL
http://cartasdesdeisrael.blogspot.com/
Si no soy yo ¿quién?, si no es ahora ¿cuando?
si es solo para mí, ¿de que sirve?
(Hillel)
1 comentario:
Querido Guido: qué podés esperar de laguien que dice que el olocausto ocurrió como castigo a los tremendos pecados de los judíos??? qué podés esperar de alguien que ensucia la sagrada memoria de los 6000000 de mártires? esas palabras sucias y despreciables, blasfemas e inmorales sólo pueden salir de la boca de alguien igualmente sucio, despreciable, blasfemo e inmoral. Alguien que debería ser apartado de nuestra comunidad y y no honrado con el título de Rabino. De ahí para abajo, cualquier cosa puedo esperar de él, nada me sorprende. Shalom, desde Argentina
Dra Leonora G. Arditti
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