15 de junio de 2012

"Identidades"

 



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"Yo me pregunto: ¿Quiénes somos? ¿Cómo nos vemos? ¿Cómo nos gustaría qué nos vean?"










Yo me pregunto: ¿Quiénes somos? ¿Cómo nos vemos? ¿Cómo nos gustaría qué nos vean?
Todos poseemos padres y maestros, una cultura y una sociedad en la cuales estamos inmersos y sabemos que para definir nuestra identidad, cada uno de nosotros somos absolutamente responsables de ser quién somos y de como somos y hacia donde vamos.
Dijo Steve Jobs: "Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto."

Esta semana he quedado realmente sorprendido al leer que genetistas israelíes del Centro Médico Sheba de Tel Hashomer han descubierto raíces genéticas sefardíes en un grupo de indios del oeste del Estado de Colorado, en EEUU luego de realizar análisis computerizados de diferentes muestras de individuos cuyos antepasados habían emigrado desde México unos doscientos años antes.
El lejano pasado logró proyectarse hasta un laboratorio de investigación genética del presente donde un grupo de científicos dirigidos por Mark Jobling de la Universidad de Leicester de Inglaterra y Francesc Calafell de la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona, estudiaron los cromosomas Y (que se trasmiten de padres a hijos) de judíos sefaradíes de diferentes lugares del mundo y los compararon con los cromosomas “Y” de 1.140 personas que viven hoy en España y Portugal.
El fundamento del estudio del cromosoma Y - que es transmitido prácticamente sin cambio alguno de padres a hijos - es investigar los datos genéticos de diferentes grupos humanos y hacer comparaciones para ver si existen relaciones genéticas entre ellos.

Las conclusiones fueron realmente sorprendentes pues nos informan que el 19,8% de la población ibérica tiene raíces judías sefaradíes o sea que más de 10 millones de españoles y portugueses son descendientes de aquellos judíos. Las conversiones forzadas y las inhumanas persecuciones de la inquisición no lograron borrar la herencia genética de los forzados que permanece hoy viva en la sociedades ibéricas y sigue trasmitiéndole indefectiblemente de padres a hijos.

Las pruebas están a la vista, un quinto de la población de España y Portugal tiene ancestros de anusim y conversos, aquellos que lograron sobrevivir a las trescientas mil victimas judías que la inquisición asesinó, dejaron sus huellas para que se revelen hoy.

Zvi Mesinai que es un físico y programador informático israelí, dedicado desde hace años a investigar la Historia de Israel, sostiene que el ochenta y cinco por ciento de los palestinos tiene orígenes judíos; un estudio genético del cromosoma Y, estableció una sorprendente similitud genética entre los judíos y más del ochenta por ciento de los palestinos.

Luego de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem, los judíos fueron expulsados por los romanos, de los dos millones de judíos originales, permanecieron un millón que primero fueron presionados a convertirse al cristianismo durante el Imperio Bizantino y luego en el 1012 el califa Al-Hakim los obliga a convertirse al Islam a un medio millón de habitantes que aun se consideraban judíos. La gran mayoría se hicieron mustarabim, musulmanes por fuera y judíos secretos en su intimidad, una similitud histórica con sus hermanos marranos o anusim de la península ibérica.

El pueblo judío sufrió a través de la historia grandes y dolorosos exilios, expulsiones, genocidios, persecuciones y discriminaciones, injustas acusaciones, conversiones forzadas y asimilaciones obligadas y ellos resistieron como pudieron: luchando de frente, huyendo, escondiéndose, adaptándose, mimetizándose con el medio, nadando contra la corriente y a veces a favor de ella, el objetivo fue siempre sobrevivir como persona y como judío, aferrándose a uno de los mas sagrados principios judíos: el amor a la vida.
Esto trajo como consecuencia que hoy, alrededor del mundo, aparezcan con diferentes apariencias, con diversos idiomas, con distintos colores de piel, con costumbres multifacéticas, incluso con aspectos muy difícil de identificarlos como tales, por esto hoy el judaísmo es multiétnico y pluralista pero compartiendo un origen y un gran destino en común.
Son los descendientes de las tribus perdidas, los Anusim, los hijos de los judíos perdidos en todas las asimilaciones forzadas, persecuciones y genocidios a los que se vieron expuestos, los gentiles que desean sinceramente ser judíos y por supuesto a los judíos oficiales y con papeles.

Son los "Anusim", "los forzados" en hebreo. Un judío que ha sido forzado a abandonar el judaísmo en contra de su voluntad, y quien hace todo lo que está en su poder para continuar practicando sus principios bajo la condición de coerción.

Se cree que muchos de los habitantes de Latino América son descendientes de esos primeros judíos secretos, de aquellos que llegaron buscando nuevos lugares para vivir en paz alrededor de su fe, son muchas generaciones que se vieron condenadas a no saber sobre sus verdaderas raíces e identidad.

En España es imposible dar cifras sobre los Anusim, porque continúan escondidos, pero las personas que se reclaman descendientes de judíos son cada vez mas. "En todas partes, en las 52 provincias españolas, hay judíos secretos, pero España sigue siendo un país muy antisemita y todavía no nos sentimos seguros".

Los Hijos de Menashé, cerca de un millón de personas, que viven actualmente en el noreste indio y son una de las diez tribus perdidas. Conocidos en Israel como los "Bené Menashé" (Hijos de Menashé), se trata de una tribu de entre 750.000 y 1,2 millones personas y que están asentadas en las regiones de Mizoram y Manipur, en el noreste indio, junto a la frontera con Myanmar (antigua Birmania). Sólo unos 6.000 ó 7.000 son por el momento judíos, ya que el resto se convirtió al cristianismo con la colonización británica de esa región.

Los Judíos de Uganda. La Comunidad Abayudaya - (El pueblo de Iehudá), ubicada entre terrenos accidentados y los valles de Uganda Oriental vive una Comunidad de 500 ugandeses negros que practican el judaísmo. Todo esto lo vienen realizando desde hace generaciones y sus sinagogas, generalmente hechas de chozas de barro, se hallan situadas en cuatro pueblos diferentes en las afueras de una ciudad llamada Mbale.

Los Judíos-Lemba: Hay unos 40.000 Lemba sudafricanos que se consideran a sí mismos como judíos descendientes de los Falasha. Estos Lemba practican la circuncisión, guardan un día de descanso semanal y evitan comer carne de cerdo e hipopótamo, todo ello considerado por ellos como parte de su herencia cultural judía.

Un equipo de genetistas ha encontrado que un porcentaje anormal de hombres Lemba llevan en su cromosoma masculino un juego de sucesiones de ADN que es distintivo de los cohanim, los sacerdotes judíos considerados descendientes de Aaron. Su portavoz, Ahmadiel ben Iehuda, afirma que los 'nigro spirituals', las baladas acerca de Sión y del río Jordán que cantaban los esclavos africanos en EEUU prueban sus raíces hebreas.

La tribu Telugu vive en el sur de Nigeria. En las primeras décadas del siglo XIX se convirtieron al cristianismo. En 1981 cincuenta familias de la tribu empezaron a estudiar judaísmo y hebreo, y se declararon descendientes de la tribu de Efraín. Se trata de unas 400 familias que viven en Nigeria. Según su tradición vinieron de Marruecos, y dicen descender de la tribu de Efraín.

La tribu Pashtun, con 40 millones de personas, habitan en Pakistán y Afganistán. Son musulmanes, pero tienen costumbres similares a las de los judíos: descansan los sábados, prenden velas los viernes, usan una indumentaria parecida al talit, rezan en dirección a Jerusalén y no se cortan el pelo de los costados de la cabeza.

Cientos de familias en Colombia decidieron entregarse por completo al judaísmo sin tener lazos históricos con el mismo y menos de ascendencia, condiciones indispensables para ser llamado judío. Son personas comunes y corrientes que después de haber sido parte de otras religiones tienen como meta convertirse en judíos y vivir en Israel, la tierra prometida.
Mientras los judíos etíopes se adaptan lenta pero decididamente a la sociedad israelí no se puede abandonar a cerca de los 10.000 "Falash Mura" - cuyos ancestros judíos fueron obligados a convertirse al cristianismo desde finales del siglo XIX - que aún esperan la oportunidad para poder e emigrar a su tierra y reunirse con sus hermanos.

¿Tenemos el derecho y la autoridad moral de desviar a ese gran torrente humano e impedirles formar parte del gran reencuentro de las diásporas?



Dr. Guido Maisuls
Buenos Aires, Argentina.

Si no soy yo ¿quién?, si no es ahora ¿cuando?
si es solo para mí,
¿de que sirve?

(Hillel)

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