9 de mayo de 2011

MOISES: LA VERDAD HISTORICA





Estimado amigo Guido:  ¡Felices Pascuas, feliz cruce del paso del Mar, hacia nuestra libertad, en nuestra Tierra Prometida! 

No está de mas reiterar periódicamente, actualizar nuestros conocimiento acerca de cual fue el origen remoto del derecho del Pueblo Judío sobre la tierra de Israel, el derecho perpetuo concedido a los israelitas por Amenofis II a Moisés sobre Canaán: "Levantate tú y tu hermano y saca a los israelitas de Egipto y haz con ellos como has dicho". 

Pues así sucedio: Moisés eligió a Canaán, país pertenencia de Egipto, como la Tierra Prometida para el pueblo de Israel y para toda su descendencia hasta el fin de los tiempos. Ha sido una negociación y un tratado político. Tan simple como eso.

Desde entonces la tierra de Sión nos pertenece, el derecho histórico y político nos avala, las pruebas arqueológicas son contundentes: hemos sido los originarios, los primeros, los únicos en reclamarla bajo documento histórico escrito, el libro del Éxodo, hemos sido autorizados por la potencia dominante, Egipto, a ocupar la tierra de Canaán  que el poder político de Egipto e Istrael, el derecho de las naciones y el derecho moral nos cedió a través de Senmut-Musen a todo el pueblo judío, a todos y cada uno de nosotros y cada uno de nuestros hijos, a todos los israelitas, por siempre, para toda la eternidad.


¡Felices Pascuas! ¡Feliz cruce del Mar! ¡Felices los días, los años y los siglos del pueblo de Israel en nuestro suelo y el de nuestros ancentros! ¡La Tierra de Promisión que nos ha sido otorgada y por la que una y otra vez hemos luchado para honrarla ante la faz de las naciones, como digno ejemplo frente a los hombres, gloria de nuestro pueblo, para heredad y ejemplo a los ojos de nuestros hijos y nietos! 

Un cordial abrazo, Americo Figueroa.




MOISES: LA VERDAD HISTORICA


SENMUT (MUSEN-MOISÉS)  1. Estatua en el Museo Kimbell Art en Fort Worth, Texas, U.S.A. (c. 1495 antes de la era común).   2. Autorretrato pintado por el profeta en la pared de su cripta secreta T. T.  353 (1482 a.e.c.).   3.Autorretrato. Consagrado príncipe heredero en brazos de Hatshepsut, grabado  en el interior del Templo de Hatshepsut en Deir el Bahari.


El gran emblema frontal es un criptograma inventado y diseñado por él. Representa a la diosa cobra del delta, coronada por el disco solar astado y asentada sobre el símbolo ka. Leído ideograma a ideograma, el mensaje encriptado dice: “Soy un alma -ka-, proveniente del delta -la cobra-, engendro de Ra o Ramsé  -el disco solar entre cuernos-. La corona solar superior representa al dios Ra y a la diosa Aset, es decir, Ramaset. El mensaje del texto criptografiado se complementa leyendo el emblema letra a letra y en el mismo orden: la “k” kha, la “b” de buto la diosa cobra y bit la abeja, ambos sinónimos del delta, y la “r” de ra, o sea, khabiri-hebreo. Todo el conjunto significa: “Soy de origen hebreo-khabiri. Soy un alma originaria del Delta, engendro de Ra (Ramsés)”. El país de Ramsés era el territorio del delta en la que José había asentado a su padre Israel con la anuencia del faraón, según él lo testimonia en el libro bíblico del Génesis.


El emblema Ka-Cobra-Ra entre cuernos fue su preferido y el que más utilizó. Lo representó repetidamente en otras estatuas -Museos Louvre y Brooklyn- y dos docenas de veces más encima de otras esculturas y en los frisos que hizo pintar en las paredes del Templo de Hatshepsut en Deir el Bahari. Son documentos arqueológicos, pruebas históricas concluyentes.
 

Sabemos que uno de los enigmas que ha desvelado a los historiadores  se refiere a los cuarenta años ocultos del profeta en la tierra de Egipto. Muy poco o nada se ha averiguado acerca de su niñez y juventud, una deuda que mantenía la Historia con el pasado del impulsor del monoteísmo moral.


Las únicas frases contenidas en las escrituras (Éxodo 2:1/15, Éxodo 11:3 y Hechos 7:21/22) se resumen así: a los tres meses de edad fue expuesto al Nilo y recogido por la hija del rey, quien lo introdujo en palacio, lo protegió y le brindó educación en toda la sabiduría egipcia. Ya mayor llegó a ser un gran personaje del reino, admirado tanto por los grandes funcionarios como por el pueblo, poderoso gracias a sus palabras y a sus obras, hasta que un día dio muerte a un súbdito y para escapar de la ira del nuevo faraón huyó del país. Es lo único que sabíamos de sus primeros cuarenta años de vida hasta el moderno descubrimiento en Deir el Bahari de su cripta secreta -TT353- con su sorprendente contenido arqueológico, probatorio de que Musen y Senmut compartieron simultáneamente la misma historia en Egipto: nacidos en el Delta fueron abandonados al Nilo, rescatados y protegidos por la hija del rey, criados y educados en palacio, prohijados por la princesa, elevados a la nobleza, fueron poderosos gracias a sus palabras y a sus obras, y desaparecieron a los 40 años.


En la tierra de los faraones se suponía que no existían vestigios de su paso, no obstante haber sido según las escrituras una importante y famosa figura publica. Se creía que ninguna estatua, estela ni monumento se ocupaba de él, motivo por el que muchos coincidían que la supuesta vida en Egipto se aproximaba más a la leyenda que a la realidad e incluso que su existencia misma se confundía con el mito. Hay egiptólogos e historiadores minimalistas bíblicos que aún opinan -en contra de las pruebas materiales- que el Pentateuco sólo contiene relatos inventados y rechazan en bloque toda la arqueología bíblica. Sin embargo, ahora los estudiosos han podido verificar en base a los nuevos hallazgos arqueológicos que está materialmente demostrada la presencia del pueblo de Israel en Egipto y la existencia histórica de Moisés-Musen, su lider político y religioso, hechos confirmados desde el descubrimiento de las pruebas materiales en su cripta secreta 353 excavada en 1927, además de la evidencia de que los primeros cinco libros de la Biblia debieron ser escritos forzosamente por alguien, “y que ese alguien haya sido Moisés u otro bajo ese nombre tiene importancia secundaria” (sir Leonard Woolley, en sus comentarios a la obra “Los comienzos de la Civilización”, UNESCO.


En el marco de una tesis universitaria y una narrativa histórica reciente indagamos las fuentes documentales basándonos en lo extraño que resulta que una civilización gráfica como Egipto -tan afecta a dejar registros de su pasado- hubiera omitido decirnos algo sobre este gran personaje, funcionario que había sido admirado y poderoso ante los ojos del pueblo y de los servidores reales durante al menos dos décadas. ¿Es posible que lo hayamos buscado bajo un nombre incorrecto o que hayamos indagado en la época equivocada? Si tal es el caso, ¿no es plausible que la verdad haya permanecido muchos años ante nuestros ojos y no acertamos a verla?


En el primer libro de los Reyes 6:1 se lee que el Éxodo de Egipto aconteció 480 años antes de que Salomón iniciara la construcción del primer templo en Jerusalén, en el cuarto año de su reinado. El Éxodo debió acontecer hacia el 1440 antes de nuestra era y el nacimiento de Moisés (ochenta años antes) en -1520, fecha que coincide exactamente con la fijada en el calendario astronómico pintado en la cripta de Senmut (TT353), explorada en 1927 por el arqueólogo Herbert Winlock. En -1520 la princesa real, hija única del rey, nacida de Tutmosis I y de Ahmes, era Hatshepsut, por entonces una princesa adolescente. Pocos años después fue esposa real de Tutmosis II y dos décadas más tarde, cerca de -1497, era coronada faraón, la única mujer de la historia que alcanzó el faraonato. Las cuatro décadas de gobierno sucesivo de Tutmosis II y de Hatshepsut (entre-1520 a -1480) concuerdan a la perfección con los 40 años de vida de Moisés en Egipto.


En el libro del Éxodo el caudillo dice (capítulo 2: verso 10) que era un niño sin nombre y que la hija del rey lo bautizó diciendo: “del agua lo he sacado”. La princesa era egipcia, igual que su idioma. Agua es mu (mw); aguas que fluyen, muut, y la patrona de la fertilidad de las aguas de la inundación, Mut. Sen es hermano, es decir que el significado resulta “hermano de las aguas”, confirmado por el texto de su estatua Chicago: “Yo he salido de las aguas, entregado a la creciente del Nilo” y de sus estatuas Brooklyn, Fort Worth y Louvre: “Soy hebreo, un alma proveniente del Delta, del país de Ramsés”, entre casi un centenar de pruebas arqueológicas cruzadas coincidentes entre los escritos de Senmut y el libro de Moisés o Pentateuco, ambas obras literarias salidas de la mano del mismo autor llamado Senmut en Egipto entre los años -1520 y -1480 antes de la era común; el mismo que cuarenta años más tarde en -1440 volvería al Nilo por su pueblo y se daría a conocer como Musen, el líder hebreo.


El hombre fuerte designado por la faraón Hatshepsut para gobernar Egipto fue su hijo adoptivo y amado protegido Sen Mut (inversión silábica del nombre Mu Sen), a quien reconoció como hijo propio al nombrarlo príncipe hereditario (estatua British), y le confió más de ochenta cargos políticos, administrativos, legislativos y judiciales, convirtiéndolo en un virtual faraón sin corona durante diecisiete años. La suma de evidencias concordantes entre la asombrosa carrera de este hombre y lo que narra la Biblia acerca de Moisés sobrepasa holgadamente el límite de la casualidad.


Los numerosos cargos que ejerció respectivamente a la cabeza política de los pueblos de Egipto e Israel incluían la supervisión del ganado y de los graneros, la jefatura del gobierno, la custodia del oro, de la plata y de las artesanías sagradas, poder sobrenatural sobre las aguas, dirección de las obras y trabajos, la recaudación de impuestos y administración de las rentas; último en la instancia judicial, escriba y distribuidor de los alimentos, gran heraldo, intermediario entre el soberano y los notables, superintendente del culto, profeta, poderoso e influyente. En la tierra de Egipto su carrera coincide exactamente con sus antecedentes bíblicos: fue protegido desde niño por la hija del faraón, ha vivido en la misma época, en la misma corte real, educado en toda la sabiduría de Egipto, era un gran personaje público, poderoso por sus palabras proféticas y por sus obras arquitectónicas, admirado por el pueblo y los funcionarios, y desaparecido misteriosamente de la historia del Nilo alrededor de sus cuarenta años (según edad aparente del autorretrato adjunto realizado en su cripta secreta en -1482, un año y medio antes de la caída de Hatshepsut). Senmut no murió en su país, sus dos criptas no albergaron ritos fúnebres y su momia jamás fue hallada, y mientras se perdían noticias de él, en Madián, Arabia, hacía su aparición el pastor egipcio Moisés (Musen).
 

El resto de las evidencias concordantes halladas, casi un centenar, ha sido volcado en artículos y ensayos elaborados en base a la citada investigación de fuentes arqueológicas, cronológicas e históricas. En la Biblia figuran cientos de personajes principales y secundarios, pero no hay descripción física de ninguno de ellos. Desconocíamos como era el rostro del caudillo hebreo, protagonista central del antiguo testamento. Pero ahora el público tiene a la vista veinticuatro estatuas, y gran número de pinturas y autorretratos en los museos de Chicago, egipcio de El Cairo, Museo Británico, Metropolitano de Nueva York, Kimbell Art, de Brooklyn y de Berlín. Ahora conocemos por primera vez en la Historia, luego de siglos de investigaciones erróneas e infructuosas, el rostro auténtico  de Moisés.
 

 Actualización:
CELEB, Centro laico de estudios bíblicos y egiptológicos 
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