Una injusticia histórica
Los medios de difusión hablan constantemente de refugiados pero
nunca de los otros refugiados, de los refugiados olvidados, que por injustos motivos
fueron dejados olvidados en la trastienda de la Historia.
Vale la pena conocer, difundir y reparar esta casi desconocida
y dramática injusticia histórica.
Dr. Guido Maisuls
Buenos Aires,
Argentina.
El apartheid musulmán (II): los refugiados olvidados.
Por David G. Littman y Bat Ye'or
En 1945 había cerca de 140.000 judíos en Irak; 60.000
en Yemen y Aden; 35.000 en Siria; 5.000 en El Líbano; 90.000 en Egipto; 60.000
en Libia; 150.000 en Argelia; 120.000 en Túnez; y 300.000 en Marruecos, Tánger
incluido. Eso alcanza un total de cerca de 960.000 — y faltan más de 200.000 en
Irán y los de Turquía.
Jordania cubrió el 78 por ciento de Palestina según lo
señalado por la Liga
de Naciones en 1922. Cerrando los ojos al artículo 15 del Mandato de la Liga de Naciones, Gran
Bretaña decidió en 1922 que ningún judío estaría autorizado ni a residir ni a
comprar tierra en lo que era ahora el Emirato de Transjordania. Esta decisión
fue ratificada por el reino de Jordania en su ley No. 6, sección 3, del 3 de
abril de 1954 (reactivada en la ley no 7, sección 2, del 1 de abril de 1963),
que indica que cualquier persona puede convertirse en ciudadano de
Jordania mientras no sea un judío / a. Incluso cuando Jordania hizo 'la
paz' con Israel en 1994, esta legislación Judenrein permaneció en vigor.
De estas comunidades judías antiguas, que datan de
tiempos bíblicos, quedan menos de 40.000 judíos hoy — y en el mundo árabe hay
menos de 5.000, un medio del uno por ciento de su población al final de la Segunda Guerra
Mundial.
Durante el siglo XX, miles de judíos, hombres, mujeres
y niños, ancianos y jóvenes, fueron brutalmente masacrados en el Magreb, Irak,
Siria, Egipto, Libia, y Aden — incluso bajo mandato colonial francés y
británico -- y también en Palestina, tras la conquista británica y durante
el Mandato (1918-48).
En cuanto al porqué y al cómo estos países se
convirtieron en Judenrein ("limpio étnicamente" de
judíos), el titular de un artículo del New York Times del 16 de mayo de
1948 -- un día después de que Israel declarara su independencia — lo dice todo:
" Judíos en grave peligro en toda tierra musulmana. Novecientos mil en
África y Asia afrontan la ira de sus enemigos".
El 18 de enero de 1948, el presidente del Congreso
Judío Mundial, el Dr. Stephen Wise, apeló al Secretario de Estado de Estados
Unidos, George Marshall: "Entre 800.000 y un millón de judíos de
Oriente Medio y África, Palestina aparte, se encuentran en 'el mayor peligro de
aniquilación' a manos de musulmanes que son incitados a la guerra santa sobre la Partición de Palestina…
Los actos de violencia ya perpetrados, junto con los contemplados, están
claramente dirigidos a la total aniquilación de los judíos, [y] constituyen
genocidio, que bajo las resoluciones de la Asamblea General,
es un Crimen contra la Humanidad".
Ya en Irak (1936 y 1941), Siria (1944-45), Egipto y
Libia (1945), y en Aden (1947) -- todos antes de la fundación del estado
de Israel -- los ataques criminales habían asesinado y herido a miles. He aquí
una descripción del informe oficial de 1945 del presidente de la comunidad
judía de Trípoli, Zachino Habib, describiendo lo sucedido a los judíos libios
de Trípoli, Zanzur, Zawiya, Casabat y Zitlin entre el 4 y el 7
de noviembre de 1945: " Los árabes atacaron a los judíos obedeciendo
órdenes misteriosas. Su estallido de violencia bestial no tiene motivo
plausible. Durante cincuenta horas dieron caza a los hombres, atacaron casas y
tiendas, mataron a hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, torturaron y
desmembraron horriblemente a los judíos en el interior … Para realizar la
matanza, los atacantes utilizaron diversas armas: cuchillos, dagas, palos,
barras de hierro, mazas, revólveres, e incluso granadas de mano". (1)
Un ejemplo reciente de tales actos asesinos se vio el
11 de abril del 2002, cuando el atentado jihadista de la antigua sinagoga de
Djërba, en Túnez, mató a 17 e hirió de gravedad a muchos otros, ancianos
turistas alemanes en su mayoría. Un portavoz de al Qaeda reivindicó la
autoría del atentado. Lo que queda hoy de la comunidad judía de Túnez buscó la
seguridad en Israel y en otras partes — como el 99 por ciento de sus
correligionarios antes de ellos.
Los Pogromos y las persecuciones, y el temor fundado
por su futuro, precedió regularmente a las expulsiones en masa y los éxodos de
los judíos, cuyos ancestros habían habitado estas regiones desde tiempos
inmemoriales, un milenio o más antes de que las sucesivas oleadas árabes
conquistaran y los ocuparan desde el siglo VII. Desde 1948, más de 650.000 de
estos refugiados judíos orientales fueron integrados en Israel --- incluso
mientras el país era amenazado con la aniquilación desde los estados vecinos de
la Liga Árabe,
que durante más de 40 años, rechazó el Plan de Partición de Palestina de la ONU de 1947. Aproximadamente
300.000 judíos más encontraron refugio, y una patria nueva, en Europa y las
Américas.
Casi la mitad de los 5 millones de judíos de Israel —
de una población de 6,2 millones, de la que apenas el 20% son israelíes árabes,
drusos y beduinos — se compone hoy de esos refugiados y sus descendientes, no
recibieron ninguna ayuda humanitaria de las Naciones Unidas, y en la práctica
tampoco la pidieron. Fueron los judíos de todo el mundo, recién salidos de
la Shoáh,
los que trabajaron junto con Israel por lograr esta integración.
Pero con todo, era este desafío árabe a la
legalidad internacional por parte de la Liga Árabe en 1947-1948 -- mantenido década tras
década en tentativas fracasadas de politicidio — lo que llevó a la
actual catástrofe árabe palestina. Un compromiso paralelo a favor de los menos
numerosos refugiados árabes de Palestina (en 1948 eran unos 550.000, aunque a
menudo se cita una cifra de 750.000) por su integración en alguno de los 21
estados árabes (que cubren el 10% de la superficie del mundo) fue considerado
un sacrificio simbólico y monetario demasiado grande, incluso a pesar de sus
enormes recursos petroleros.
La observación de George Orwell de que todos somos
iguales — pero algunos más iguales que otros — podría aplicarse bien a los
refugiados judíos desde los años 40: al parecer, unos refugiados son más
iguales que otros. Pero el millón olvidado -- judíos refugiados de tierras
árabes — no fueron ayudados por la
ONU, ni fueron mantenidos durante más de medio siglo en
campamentos de refugiados, alimentando la desesperanza, la frustración,
y — bajo los auspicios de la
ONU — una cultura de odio y muerte, en la que los
terroristas suicida jihadistas prosperan hoy.
La transferencia de poblaciones a gran escala, como
consecuencia de la guerra o por motivos políticos, ha sido siempre una
característica de la historia humana, particularmente en el Oriente islámico.
Las deportaciones, las expropiaciones y las expulsiones de dhimmis —
judíos, cristianos y otros pueblos nativos — se repitieron a través de la larga
historia de dhimmitud, Palestina incluida. Uno debe preguntarse hoy la
motivación verdadera de una memoria selectiva, históricamente pobre, que pone
de relieve sistemáticamente a los refugiados árabes --- sufriendo la
propia política de la Liga
Árabe -- pero que olvida convenientemente a los refugiados judíos de
tierras árabes, entre otros.
La
Resolución 242 del Consejo de
Seguridad de la ONU
del 22 de noviembre de 1967 --- también numantinamente rechazada entonces por la Cumbre de la Conferencia de la Liga Árabe en Khartoum, con
la fórmula: " No a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel,
no a las concesiones de cuestiones de derechos nacionales palestinos "
-- alude a "una solución justa al problema de los refugiados".
Este término se aplica implícitamente también a los refugiados judíos de países
árabes — que se habían visto obligados a buscar seguridad fuera de sus tierras
nativas — y no sólo a los refugiados árabes palestinos a los que no se alude
específicamente en la resolución.
Las dificultades calamitosas soportadas por los
refugiados judíos de países árabes nunca han sido consideradas por Naciones
Unidas, ni la pérdida de sus inestimables propiedades y herencia que databan de
hace más de 3000 años. Ya es hora de tratar esta seria injusticia seriamente,
en el contexto de una solución global justa y paritaria con la actual tragedia
de Oriente Medio, una vez que la directiva palestina termine su guerra de jihad
y adopte - de verdad - el camino democrático a la paz.
El 24 de abril del 2002, en la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU
en Ginebra, nos referimos a este tema como representantes de la World Union
for Progressive Judaism. Hablando en " derecho de réplica "
el delegado del Irak de entonces (Saad Hussein) indicó, sin vergüenza, que
"respondía a las mentiras que oímos en la declaración del caballero que
llamamos David Littman, conocido por su animadversión hacia árabes, musulmanes
y el islam. La historia árabe, la historia árabe e islámica durante catorce
siglos, no ha atestiguado daño ninguno a los judíos — absolutamente el
contrario. Los judíos han vivido, y continúan viviendo en paz [sic], y se han
protegido sus lugares sagrados y sus propiedades hasta hoy [sic] (...) Viven en
países árabes hoy en perfecta seguridad, a pesar de los sucesos — los
acontecimientos horribles que ocurren en Palestina " [sic]. (2)
Como era de esperar, la verdad es muy diferente.
Siempre han prohibido a los judíos residir en Arabia Saudí o Jordania; hoy
no hay judíos en Libia; menos de 100 en Egipto y Siria; ¡y solamente 17
permanecen en Irak! Planteamos otra vez brevemente la cuestión del millón largo
de refugiados judíos olvidados procedentes de países árabes en la sesión
siguiente de la Comisión
de la ONU —
¡cuando la presidencia estaba ocupada por la embajadora de Libia! En la última
sesión de seis semanas, más del 50 por ciento del tiempo de la comisión fue
utilizado para temas palestinos — para consternación de muchos
observadores internacionales.
Notas
(1) Renzo di Felici, Judíos en una tierra del árabe:
Libia, 1835-1970 (Universidad de Tejas, 1985, pp. 193-94., N. 19, P. 365)
(2) Interpretación inglesa ONU, de lo
taquigrafiado de la declaración en árabe.
David G. Littman es historiador y representante de
dos organizaciones no gubernamentales de la ONU en Ginebra.
"En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario" George Orwell.
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