2 de enero de 2015

Israel no es un país perfecto






Hace unos días comenté a mis amigos, un gran dilema que aun no logré explicármelo racionalmente:

Siempre admiré de la derecha israelí por su férrea determinación de ponerle límites sólidos y precisos al terror palestino.

Siempre elogié a la izquierda israelí su firme determinación de oponerse a las injusticias y desigualdades sociales dentro de la sociedad israelí.

Y me pregunto: ¿No se podría plasmar, pronto en nuestros días, un movimiento que sintetice ambas necesidades? 


Israel necesita: oponerse a las injusticias y desigualdades sociales dentro de la sociedad israelí.

Lo que los halcones o centro derecha aun no han logrado solucionar:

Según la fundación de caridad Latet,  2.546.000 israelíes viven por debajo de la línea de la  pobreza, incluyendo a  932.000 niños.

Siendo estas cifras mucho más altas que las reportadas por el Instituto del Seguro Nacional o Bituaj Leumí (del gobierno) que en su informe sobre la pobreza incluyó a unas 1.500.000 personas.

A principios de setiembre de 2011 unos 450.000 ciudadanos protagonizaron la mayor manifestación de la historia de Israel durante la "Marcha del millón" contra la carestía de la vida. En Tel Aviv fueron 300.000 personas, en Jerusalén unas 50.000 y en Haifa 35.000.

Los indignados israelíes se expresaron así: "El pueblo demanda justicia social".

"Nosotros no pararemos esta protesta hasta que tú, primer ministro (Biniamin Netanyahu), nos des soluciones reales. Estamos aquí para quedarnos". Del presidente del Sindicato Nacional de Estudiantes, Itzik Shmueli, en la concentración de Tel Aviv.

Yo expresé en oportunidades anteriores que Israel necesita una sociedad mas igualitaria en un futuro cercano, que se desembarace definitivamente del impacto de un capitalismo agresivo que trajo grandes cambios en la economía y en la tecnología israelí, volviéndola más competitiva en términos macroeconómicos pero que en el aspecto laboral, social y humano ha modificado completamente el viejo modelo de bienestar y protección social.

Que se pueda construir un futuro de justicia social y de igualdad de oportunidades. Una economía al servicio de la gente. Un país sin niños pobres, sin ancianos carentes, sin trabajadores desocupados y con mayor solidaridad hacia los necesitados como valor supremo. Una sociedad donde la riqueza no se concentre en pocas manos sino que se distribuya entre los que hacen el país todos los días, con sus manos y con sus mentes.



Israel necesita: La férrea determinación de ponerle límites sólidos y precisos al terror palestino.

Lo que las palomas o centro izquierda aun no han logrado solucionar.

Los inútiles acuerdos de Oslo

El año 1993, Israel y la OLP firmaron un pacto de alto al fuego y el traspaso de territorios como la franja de Gaza y la zona de Jericó a los palestinos. Israel reconoció a la O.L.P. y ellos a borrar el llamamiento al exterminio de Israel.

El lamentable plan de retirada unilateral o de desconexión de Gaza y del norte de Samaria

Propuesto a principios de 2004 por el Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, apoyada por la centro izquierda israelí, presionada por las potencias occidentales, adoptado por el gobierno y aprobado mediante ley de la Knesset, fue llevado a cabo en agosto de 2005.

El plan eliminó toda presencia civil israelí (8000 habitantes) y militar de la Franja de Gaza y de la parte norte de Cisjordania o Samaria.

Y las organizaciones del terror le dijeron al pueblo palestino: "Triunfamos, los derrotamos con nuestra resistencia". Festejaron desfilando con armas, incendiando bárbaramente las sinagogas que quedaron en pie, tirando mas misiles, contrabandeando armas letales, transformando Gaza en una fehaciente muestra de lo que es capaz de hacer el Islam radical.

La pseudo democratización de la Autoridad Nacional Palestina

En este intento de democratizar a la Autoridad Nacional Palestina, Hamas capitalizó, en Gaza y en sectores de Judea y Samaria, a una buena parte del pueblo palestino que se apartó de la burocracia corrupta, perimida y heredada de Arafat. Optaron así, por la esperanza islámica que les promete una Jerusalén liberada y una Palestina gloriosa y libre de sionistas, desde el Jordán hasta el Mediterráneo.

Pero hoy, ¿no se podría plasmar, pronto en nuestros días, un movimiento que sintetice ambas necesidades de los israelíes? 

Hoy, para Israel hay una sola forma de lograr la Paz y es haciéndole comprender a sus enemigos, que ha retornado a su tierra ancestral para quedarse definitivamente allí, que no se moverá de ella, que no volverá nuevamente al destierro, que no tendrá que pedir perdón por existir a nadie, que no tendrá ningún apuro en llegar adonde no quiere, que tendrá todo el tiempo del mundo para no amedrentarse por presiones y que fundamentalmente, esta es la única Tierra que le pertenece.

Estoy seguro que pronto llegara ese tiempo de Paz pero además los israelíes tendrán que recrear otras condiciones muy diferentes a las actuales, construir cimientos sociales más fuertes y sólidos.  Pero esto significa llanamente agregar un ingrediente indispensable que se llama Justicia Social, Justicia verdadera y no pantomimas, para poder sostener realmente esa gran construcción colectiva que soñaron los pioneros que le dieron vida al actual Estado de Israel.

El pueblo israelí tiene ahora, toda la palabra.



Dr. Guido Maisuls
Escritor y periodista.
Periodismo de opinión e investigación.


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