La sumisión de los dhimmíes
Increíblemente, estamos vivenciando una insólita realidad mundial donde vastos sectores
humanistas, progresistas y de un gran espectro de la izquierda ven con simpatía
el avance arrollador del Islam radical.
Todos hemos oído hablar del Islam
radical, integrismo islámico o yihadismo. Todas estas expresiones son
usualmente utilizadas para describir a las diversas manifestaciones
ideológicas, políticas y militares ligadas a este Islam radical.
En Indonesia, el gobierno de Aceh, ha aprobado una trascendente ley que exige que todos los ciudadanos, musulmanes y no musulmanes, a obedecer la Shari´a.
A la comunidad cristiana de la provincia de Raqqa en Siria, capturada por la organización radical Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), se le ofreció tres opciones:
·
Convertirse al Islam
·
Seguir siendo cristianos
pero vivir bajo la autoridad del Islam.
·
Pena de muerte
Optaron por la segunda opción, a ser dhimmíes que
en la ley islámica, Shari´a que se conoce como Dhimmitud.
En estas
dos trágicas experiencias se les impuso restricciones a los cristianos, como la
de no construir conventos, iglesias y monasterios en las localidades donde
viven ni tampoco rehabilitar los que estén destruidos; no podrán rezar fuera de
sus templos ni exhibir cruces o libros santos.
Se les prohíbe que las iglesias
toquen las campanas o usen altavoces ya que los musulmanes no pueden oír desde
la calle los cánticos de los cristianos dentro de sus templos, a cambio de la protección a los cristianos,
sus familias y propiedades si cumplen con la Shari´a.
Por su
condición de dhimmíes deberán pagar la “yizya” para
que se les proteja y se les permita y tolere vivir bajo el Islam, se les cobraría a los
cristianos una especie de impuesto a cambio de su protección: los más ricos
deberán abonar el equivalente a 4,25 gramos de oro, mientras que a los sectores
medios tendrán que pagar la cantidad correspondiente a 2,125 gramos y los más
pobres a 1,625 gramos.
Los fieles cristianos no
podrán poseer armas ni vender carne de cerdo o alcohol a los musulmanes, vestir
de "forma modesta" pero eso sí, se les permite convertirse al Islam
si así lo desean.
"El fundamentalismo es
una ideología que incorpora una visión exclusiva de la verdad, es un fanatismo
que hace ver el mundo, fuera de un pequeño círculo, como enemigos. El fundamentalismo se manifiesta como una intolerancia frente a la
opinión, estilo de vida o cultura de los demás. El fundamentalista
no razona, no evalúa, no dialoga".
(Küng).
La Shari´a es la ley islámica, que entre muchas otras cosas, prohíbe beber alcohol, comer cerdo, la venta de tabaco, obliga a las mujeres a cubrirse el cabello y al uso del niqab o velo que cubre toda la cara menos los ojos y castiga con la pena de muerte el adulterio y la homosexualidad.
Quien
haya bebido alcohol o transgredido los códigos islámicos serán castigados con
entre seis y nueve azotes con vara. Tres violaciones del código de vestimenta
como las mujeres que no se cubran la cabeza, recibirán nueve latigazos.
Esta
severamente condenada la apostasía, la conversión al cristianismo, lucir cruces,
estrellas de David o símbolos cristianos y judíos, la posesión de literatura
cristiana, judía, agnóstica, etc. Una ley sexista donde el testimonio de un
hombre vale más que el de dos mujeres en un juicio.
La Shari´a
también obliga a pagar un impuesto: la “yizya”
a los dhimmíes (judíos y cristianos) para que
se les proteja de la Espada
del Islam y se les permita y tolere vivir en la región.
Un estado islámico
discrimina a los musulmanes de los no-musulmanes pero garantiza a los
no-musulmanes los derechos de dhimmíes (los del pacto), los súbditos
no-musulmanes que viven en estos países y aceptan pagar la jizya (tributo) a
cambio de protección y sumisión a la ley islámica. Esta condición se les a
ofrecido primero a los cristianos y a los judíos pero está en discusión si
pueden firmar este pacto con los comunistas y los ateos.
La jizya (tributo) es un impuesto de protección exigido a los no-musulmánes que viven en estos regímenes islámicos, es un símbolo de humillación y sumisión porque los dhimmíes no son considerados ciudadanos (“hasta que paguen el tributo forzosamente con humillación.” (Corán 9:29). La exención de la jizya se ha convertido en un estímulo para que los dhimmíes abandonen su fe y conviertan al Islam.
La jizya (tributo) es un impuesto de protección exigido a los no-musulmánes que viven en estos regímenes islámicos, es un símbolo de humillación y sumisión porque los dhimmíes no son considerados ciudadanos (“hasta que paguen el tributo forzosamente con humillación.” (Corán 9:29). La exención de la jizya se ha convertido en un estímulo para que los dhimmíes abandonen su fe y conviertan al Islam.
Los dhimmíes no pueden construir
nuevas iglesias, ni templos ni sinagogas; a rezar ni a leer sus libros sagrados
en voz alta en sus hogares e iglesias para que los musulmanes no oigan sus
rezos; no pueden imprimir sus libros religiosos ni a venderlos en lugares públicos;
tienen prohibido instalar una cruz o símbolos religiosos en sus casas, iglesias
y sinagogas.
El desarrollo impetuoso de este
peculiar Guerra Santa esta motivada en fundamentos celestiales y no terrenales,
supuestamente deseada y ejecutada por santos guerreros y conduce
inexorablemente a una importante recompensa: la paradisíaca salvación en un
idílico paraíso de aquellos que combaten en su nombre
El Islam radical de hoy y de
siempre ya se ha lanzado a sangrientas e irracionales guerras religiosas,
políticas y militares, su guerra santa ya esta en marcha y van en dirección de
la conquista del mundo. A esto le denominan yihad y ellos mismos se
autoproclaman yihadistas
Las reglas no son ni justas ni
parejas pues en occidente se puede adherir a cualquier creencia o religión que
se desee sin que lo castiguen, mientras que una persona que decide convertirse
a otra religión bajo el Islam radical es considerada un paria y un criminal.
Los musulmanes en Occidente
construyen con total libertad mezquitas, escuelas y centros educativos,
difunden sus actividades libremente, mientras que cristianos, judíos,
agnósticos, ateos y librepensadores no lo pueden hacer bajo el dominio del
Islam radical.
Pero, lamentablemente en el mundo
occidental numerosos movimientos y expresiones que aparentemente no tienen nada
que ver con la yihad se han dedicado a reforzar decididamente a este
fundamentalismo islámico, en una forma consciente o inconsciente.
Increíblemente
estamos vivenciando una insólita realidad mundial donde vastos sectores
humanistas, progresistas y de un gran espectro de la izquierda ven con simpatía
el avance arrollador del Islam radical.
Dentro de pocos años ¿Seremos dhimmíes?
Dr. Guido Maisuls
Buenos Aires, Argentina.
Buenos Aires, Argentina.
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