24 de mayo de 2010

Los acordes de un tango judío


"Feliz Cumpleaños Argentina"

1810-25 de mayo-2010




Buenos Aires, Argentina


Estoy escuchando una melodía penetrante, de esas que se te prenden en el alma, de aquellas que te traen profundos recuerdos de la vida. Ah, es un tango!, un tango nacido en mi querida Buenos Aires.

Hacia fines del siglo diecinueve y durante esos pasados años la ciudad recibía a millares de inmigrantes que llegaban en su mayoría de España e Italia pero también acogía a los judíos de la Europa oriental, a los violinistas de Polonia, Rusia, Rumania o de Turquía que encontraron en el tango una forma natural y espontanea de ganarse el pan de cada día en el tango y de un camino mas corto y fácil de integrarse al nuevo paisaje social.

La ciudad crecía incesantemente y pasaba de tener ciento cincuenta mil habitantes en1865 a un millón y medio en 1914. Los inmigrantes se congregaban en esas destartaladas viviendas llamadas conventillos, casas muy humildes y casi siempre cercanas al puerto, con muchas habitaciones que daban a un patio central, este fue el escenario donde nació El Tango.

Los judíos y el tango tuvieron su primer encuentro en estos conventillos, se conocieron en esas mal entrazadas calles de adoquines, en el viejo farolito de las esquinas porteñas y en las interminables noches de suburbio y arrabal. Balvanera, Abasto, Once, Villa Crespo y Paternal se fueron convirtiendo de a poco en barrios judíos, en barrios de tango.

El tango fue esa música de suburbio, silvada y entonada por estos inmigrantes que no se encontraron desde el comienzo con la prosperidad económica que los atrajo a hacer la América. Ese tango fue la creación de gente humilde, sin educación musical, que simplemente con una guitarra mal encordada o con un viejo violín desgastado por el tiempo en simples y talentosas manos improvisaron sus primeras canciones y contaron las historias de sus vidas.

Los primeros tangos fueron improvisados y hablaban de los personajes de la vida y de la noche, eran mal hablados y sobre todo cosas de hombres; la vida del inmigrante se fundía así y para siempre con el alma del tango.

¿Pero cómo se integraron a esta realidad social, estos inmigrantes judíos provenientes de Europa oriental, de Turquía, etc, y que llegaban con una mochila cultural tan cargada, fuerte y peculiar? El tango acogía con gran disposición y desprejuicio al judío, a condición de que disimulara algo su origen, de que diluyera un tanto su cultura ancestral, de que se asimilara un poco.

Aunque la mayoría de ellos se sumergieron en ese tango conservando su idish o su ladino como podían, preservando su identidad ancestral como un preciado tesoro. El peculiar proceso de la integración y protagonismo del judío rioplatense en todos los ámbitos, nunca se reflejo tan claramente como en esta relación tan apasionante que hubo entre los Judíos y el Tango.



Tocáme un tango en idish
Que sea jasidico
O... De la contra
Que la Bobe lo entienda
Y lo pueda bailar.

Toca musiquero
Con sentimiento judío.
Toca el tango, tocalo
Con alma y fervor.

Tocáme un tango de sobrevivientes
Del Pueblo disperso.
Que niños y adultos
Entiendan.

Del libro "El Tango" Una historia con judíos, de José Judkovski.



Guido Maisuls
Kiriat Bialik, Israel, IL


(25 de mayo de 2010)



Si no soy yo ¿quién?, si no es ahora ¿cuando?

(Hillel)

No hay comentarios: