Mis primeros recuerdos materos de mi tierna infancia se remontan a mediados de los cincuenta, mi joven y hermosa madre con su cabellera renegrida cebándole unos espumosos mates dulces y matinales a su suegra, mi inolvidable abuela de gesto matriarcal pero benevolente o de mi abuelo ruso con su mate de madera rebosante de un liquido exquisitamente verde y aromático, su mate amargo. Para mi quedaba solo reservado el tibio y dulzon mate de leche servido en un recipiente de lata enlozado exclusivo para el kinder.
Hermosos pasajes pasados impactaron en mi adolescencia y fueron escenas camperas plenas de sabor y colorido:
En los tórridos y luminosos veranos argentinos durante las cosechas de los cereales, se hacia un descanso a media tarde en donde los trabajadores nos reuníamos alrededor de un gran fogón donde había una enorme olla negra en la que se hervía el mate cocido preparado con agua de molino, yerba y azúcar, un verdadero néctar caliente que refrescaba a los cosecheros en el campo de mi padre.
En las verdes cuchillas entrerrianas se ponía el sol estival, los carreros paraban su larga y lenta marcha repleta de dorados cereales y se disponían a preparar su tira de asado al fuego del ñandubay. Mientras oscurecía y brillaban las primeras estrellas, se formaba una concurrida rueda humana donde se entretejían viejos cuentos de fantasmas, historias de gauchos rebeldes y ese gran mate porrón que circulaba de boca en boca de aquellos hombres de bronce entre los cuales me enorgullecía estar.
Pasado el tiempo, la novedad llega a Asunción, en donde es adoptado como un vicio, tanto por las personas humildes como por las de mayor posición económica, la gente gastaba casi todo su ingreso en la compra de "yerba mate", pero al ver que su aceptación era masiva, la iglesia, denomina a la "yerba mate", como diabólica, diciendo que tenia efectos hechiceros de su Dios Tupa, y que influenciaba sobre la gente, por eso fue prohibida, pero con el correr del tiempo, esta bebida tomo fuerza propia y fue incorporada por toda la población.
Corrían los años setenta, épocas de estudiantes que soñábamos con un mundo mejor, esperanzados ideales juveniles de una sociedad mas justa, solidaria y humana. Fabricábamos nuestro futuro y nuestros sueños siempre alrededor de un mate amargo de yerba fuerte y despertadora; en las largas noches de estudios para los temidos exámenes finales y en los acalorados debates de cómo cambiar al mundo, de cómo ponerlo cabeza abajo y los pies para arriba, para hacerlo mejor, para rehacerlo a nuestra manera .
Como por arte de magia, llego el amor, irrumpió espontáneamente, sin aviso y lo lleno todo de sabor, de luces y de aromas, todos los espacios vacíos quedaron cubiertos y en el centro de este mágico ensueño siempre un mate dulce y gratificante en las suaves y calidas manos de la que fue y es mi compañera de toda mi vida, en las buenas y en las malas, en las alegrías y en las tristezas, en la Argentina y en Israel. El amor y el mate unidos indisolublemente para siempre.
En gran parte del Río de la Plata se prefiere beber el mate cimarrón, se entiende por esto mate al amargo, no endulzado. Muchas personas consideran que el mate debe ser tomado de esta forma, considerando al mate dulce, sea por el agregado de azúcar o de algún otro endulzante, como una especie de profanación. Es considerado por los tradicionalistas como un mate falso y la diferencia consiste en que en cada cebada se incorpora azúcar a gusto del bebedor; también es la forma bastante usada cuando en la ronda hay niños presentes. Esta forma de preparación es muy difundida en Argentina y se lo denomina mate entrerriano por la costumbre arraigada en Provincia de Entre Ríos de agregarle azúcar al mate.
Ese imborrable viernes 24 de septiembre del 2002, un gran provisión de termos, mates, bombillas y cantidades de paquetes de Yerba Unión hicieron Aliah con nosotros a esta hermosa tierra de nuestros ancestros, nos acompañaba el gran temor de buscar y no encontrar este preciado tesoro, fueron miedos injustificados pues esta preciada mercadería resulto infaltable en los negocios naturistas y en todos las cadenas de supermercados decentes de la Tierra de Israel.
Nunca olvidaremos esas miradas intrigadas, curiosas y hasta admiradas de multitudes de israelíes que no estaban familiarizados de ver estos excéntricos Olim Jadashim cargando esos extraños elementos y tomando su exótico mate en los multitudinarios festivales musicales del día de la independencia (Iom Haatzmaut) o en las grandes ceremonias (tekes) militares donde nuestros hijos recibían su arma, su boina verde o roja y la Biblia jurando vivir para defender a la Patria de nuestros infaltables, incansables, numerosos y también belicosos enemigos.
El mate tiene su lenguaje, habla a través del cebador, como y con que se lo cebe expresa desde los estados de animo hasta los mensajes ocultos a sus tomadores:
*Mate amargo: Indiferencia.
*Mate dulce: Amistad.
*Mate muy dulce: Habla con mis padres.
*Mate frío: Desprecio, indiferencia.
*Mate con toronjil: Disgusto.
*Mate con canela: Ocupas mis pensamientos.
*Mate con azúcar quemada: Simpatizo contigo.
*Mate con cáscara de naranja: Ven a buscarme.
*Mate con té: indiferencia.
*Mate con café: Ofensa perdonada.
*Mate con melaza: me aflige tu tristeza.
*Mate con leche: Estima.
*Mate muy caliente: así estoy de amor por ti.
*Mate hirviendo: Odio.
*Mate lavado: Rechazo.
*Mate con cedrón: Consiento.
*Mate con miel: Casamiento.
*Mate tapado: Rechazo.
*Mate espumoso: Cariño verdadero.
*Mate encimado: Mala voluntad.
*Mate con Ombú: Expulsión.
*Mate cebado por la bombilla: Antipatía.
Queridos amigos, Muchas Gracias por haber llegado hasta el final de mi cebadura, esperando que hayan disfrutado y saboreado de los ricos mates que hoy les he cebado.
1 comentario:
me gusto mucho la nota sobre el mate
legazcue
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