"El mismo día, a la tarde, te llamé pero tu celular estaba apagado. Mis intentos de hablar contigo todo el fin de semana no tuvieron resultados. El domingo, después que escuchamos sobre el incidente, te dejé un mensaje en celular, de que vuelvas a mí. Todavía estoy esperando".
Aviva Shalit, madre del soldado secuestrado Guilad Shalit.
"Te llevé al sur, nos despedimos sin un beso de madre. Porque no te gustan los besos, entonces no insistí esta vez. Fue la última vez que te vi y que escuché tu voz".
"El mismo día, a la tarde, te llamé pero tu celular estaba apagado. Mis intentos de hablar contigo todo el fin de semana no tuvieron resultados. El domingo, después que escuchamos sobre el incidente, te dejé un mensaje en celular, de que vuelvas a mí. Todavía estoy esperando".
"Dos semanas después del secuestro fueron secuestrados Udi y Eldad en la frontera norte, vecinos nuestros de Kraiot y Naharía. Ese mismo día comenzó esa maldita guerra, la Segunda Guerra del Líbano. A finales de agosto fue tu cumpleaños número 20 y estábamos seguros de que en Rosh Hashaná ya estarías con nosotros, celebrando. Y así pasaron las festividades del mes de Tishrei, Januca y Purim, y tampoco en la fiesta de la Libertad estuviste. En Iom Hazicaron y en Iom Hashoah lloramos a nuestros muertos y también Iom Haatzmaut y Shavuot pasaron. Hoy se cumple un año de los secuestros y dentro de un mes y medio será tu cumpleaños número 21. Las festividades de Tishrei pronto volverán, y el mes de Jeshvan, el de Kislev, y así".
"Guiladi, nosotros no nos quedaremos quietos, no nos callaremos y no permitiremos que pase otro año sin que estés aquí. Te prometo que continuaremos haciendo todo, continuaremos exigiendo acción y no simpatía, resultados y no sólo palabras, seguiremos reuniéndonos con gente influyente en todo el mundo, corriendo de una reunión a otra, de una manifestación a otra, hasta tu ansiado regreso".
"Después de 382 días difíciles de sobrellevar vienen 382 noches. Noches en vela, de pesadillas imposibles de describir. Pero nuestro infierno aquí no significa nada comparado con lo que tú estás pasando, herido, solo y aislado. En la oscuridad, en el infierno. La falta de certeza sobre tu estado de salud, tu ánimo, las condiciones del cautiverio, cómo te tratan, en qué piensas, todo eso no nos da descanso. Yo sólo rezo para que quienes te tienen cautivo tengan todavía una chispa de generosidad y humanismo y espero que se preocupen por tu seguridad, que está en sus manos".
"Últimamente se habla sobre el precio que se debe pagar por tu liberación, y yo te digo - y toda madre que se encuentra aquí lo sabe - que no hay precio para el niño que hemos llevado en el vientre, parimos y criamos con nuestro sudor. Se puede discutir acerca del precio de una casa, un automóvil o acciones de una empresa, pero no hay precio para la vida de nuestros hijos, que fueron enviados a una misión por el Estado de Israel y quedaron allí".
"Estoy segura, desde el fondo de mi corazón, que eres fuerte, tienes fortaleza en tu alma, y sobrevivirás. Desde aquí te envío energías para que sigas siendo fuerte, que superes las dificultades que se te presenten y para que sepas que se acerca el día de tu regreso a casa.".
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