¿El antisemitismo murió en Auschwitz?
Por Guido Maisuls
Han pasado sesenta y un años de la creación del Estado de Israel y con todo nuestro orgullo y derecho, los judíos de todo el planeta seguimos festejando la concreción del maravilloso retorno a nuestra tierra ancestral.
Sabemos que el Israel actual, nació fruto de un antiguo y añorado sueño del pueblo judío de retornar a su tierra de pertenencia de la cual fue expulsado hace dos mil años atrás. Un pueblo judío condenado cruelmente a vagar por el ancho e inhóspito mundo, a ser sometidos a persecuciones, humillaciones, conversiones forzadas y exterminios. La creación del Estado de Israel fue sencillamente una justa y merecida reparación histórica ante el remordimiento de conciencia de un mundo que fue indiferente o cómplice del exterminio de seis millones de nuestros hermanos.
Los antisemitas de hoy, se hicieron presente en este hermoso festejo de la ciudad de Buenos Aires con carteles, banderas, palos y garrotes, elementos contundentes y quizás armas de fuego para agredir impunemente a cientos de pacíficos ciudadanos argentinos que solo ejercían su derecho de festejar un sentido acontecimiento.
El accionar provocador y agresivo de este grupo de choque, pagado quien sabe por que poder oculto en las sombras, produjo una esperada y justa reacción de una opinión publica hastiada de esta poco novedosa ola de violencia y discriminaciones antisemitas. Esa violenta irrupción en este festejo porteño justifica claramente el mote de provocadores que les endilgó la opinión ciudadana.
Cualquier absurda comparación que se hace al asociar a Israel con el Tercer Reich alemán o los campos de concentración nazis es fruto de la arbitrariedad patológica de mentes alucinadas, los que vivimos en Israel somos fieles testigos de dicha falsedad.
El muro de seguridad construido por Israel y descalificado como un crimen de lesa humanidad, es un simple dispositivo físico y electrónico para que los terroristas no arriben libres y cómodamente a nuestros hogares y nos hagan volar por los aires, los que lo cuestionan quizás pretenden que nos dejemos masacrar y no tengamos ninguna opción para defender nuestras vidas. (Tan tontos no podíamos ser)
El sionismo es un atributo esencial del judaísmo, no quisimos ser más los judíos errantes y sin patria del pasado, tenemos los mismos derechos que todos los pueblos de vivir y realizarnos en la tierra de nuestros antepasados, el sionismo es nuestro movimiento de liberación nacional y renunciarlo nos llevaría a abandonar la esencia fundamental de nuestro judaísmo.
Se intenta discriminar entre buenos judíos y malvados sionistas pero no lo conseguirán con insidiosas argumentaciones ni tampoco con violentos pogromos contra pacificas e indefensas comunidades. Son ridículos argumentos y evidentes falsedades sobre el fantasmal invento del genocidio de pueblo palestino, convirtiéndose en excelentes aprendices de otro antisemita, Joseph Goebbels: Miente, miente, que algo quedara.
Ante tanta falsedad y mentira son cada vez mas las voces que se alzan para decir basta a la muerte, basta al terrorismo, basta a la judeofobia, basta a la incitación a un nuevo genocidio de lo que ya nos tienen acostumbrados los islamofacistas de todo tipo y pelaje que pululan hoy en este complejo mundo.
Neutralicemos a todos los provocadores violentos que pretenden importar conflictos no resueltos desde otros lugares del mundo y así alterar la paz y la armonía de una sociedad completamente ajena a sus afiebradas maquinaciones fundamentalistas.
Como dice el viejo refrán: Al pan, pan y al vino, vino. Esto no es solo antisionismo, es simplemente antisemitismo.
Lo que ocurre en el mundo es que el antisemitismo sigue presente, el antisemitismo no se ha ido, siempre ha estado, siempre evolucionando; tras un tiempo de aparente calma a causa del Holocausto, volvió para quedarse, volvió para adaptarse a los nuevos tiempos, a los tiempos de la globalización del antisemitismo.
El antisemitismo globalizado recurre al Rambo israelí que ha reemplazado al Shylock de Shakespeare, el estereotipo del judío avaro y maligno del antisemitismo tradicional se ha convertido ahora en el hebreo sionista que somete, oprime y mata con su poder político, económico y militar a las ¨ sufridos palestinos ¨ en su pretendida ambición de dominar al mundo. Mitos, estereotipos, prejuicios, mentiras y deformaciones al servicio del nuevo antisemitismo, el mismo de siempre pero maquillado y enmascarado: el antisionismo.
"Pensaba que el antisemitismo murió en Auschwitz. Ahora sé que sólo los Judíos fallecieron allí" (Elie Wiesel).
¿Cómo explicar, tantos años después, con tantos esfuerzos hechos para rescatar, desarrollar, difundir la memoria de la Shoah, un incremento de actos antisemitas? ¿Cómo explicar este incremento después de la Shoah misma? ¿Que catástrofe será necesaria para erradicar el antisemitismo? Elie Wiesel.
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