18 de mayo de 2009

Gracias por la alegria.


Gracias Mario Benedetti.



Gracias por dejarnos más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos, ensayos y guiones de cine.



Gracias por tu último  poemario "Testigo de uno mismo".



Gracias por tu nuevo libro de poesía inconcluso: "Biografía para encontrarme".



Gracias por haber defendido durante ochenta y ocho años nuestra alegría.

Simplemente, gracias por toda la alegria que nos diste.



Guido Maisuls

 

 

Defensa de la alegria

 

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

Defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

Defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

Defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

Defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

Defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas del azar
y también de la alegría

 

 Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)



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