Gracias Mario Benedetti.
Gracias por dejarnos más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos, ensayos y guiones de cine.
Gracias por tu último poemario "Testigo de uno mismo".
Gracias por tu nuevo libro de poesía inconcluso: "Biografía para encontrarme".
Gracias por haber defendido durante ochenta y ocho años nuestra alegría.
Simplemente, gracias por toda la alegria que nos diste.
Guido Maisuls
Defensa de la alegria
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
Defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
Defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
Defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
Defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
Defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas del azar
y también de la alegría
Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
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