Los judíos del mundo estamos viviendo momentos muy difíciles y complejos, a pesar del acelerado avance de la humanidad en áreas científicas, culturales y sociales, pero en otros aspectos nos sentimos retrotraídos a oscuras y remotas épocas medievales.
A partir de la justificada reacción defensiva del Estado de Israel frente a la agresión que sufrimos aquí en el sur israelí donde fuimos rehenes durante ocho años de los permanentes y destructivos bombardeos del Hamas, somos testigos de una sucesión de nuevos hechos antisemitas en el mundo y en mi querida Argentina, que me hacen recordar las andanzas de Tacuara en la década de los sesenta.
Otra vez, luego de los atentados de la embajada de Israel y de Amia se repite la impunidad, ante la llamativa pasividad de ciertas autoridades oficiales que hace sospechar de desinterés e indiferencia ante esta nueva demostración antisemita.
La realidad de las comunidades judías de Argentina y del mundo, hoy, presenta grandes y difíciles desafíos y uno de los más importantes es neutralizar la judeofobia de aquellos sectores que intentan transportar el conflicto del medio oriente a tranquilas y pacificas sociedades, en su búsqueda de chivos emisarios.
Para enfrentar dicha judeofobia no basta con la acción de las dirigencias, hay que concientizar a las familias, a los jóvenes, al hombre medio y a la sociedad toda, hay necesidad de desarrollar un claro y profundo esclarecimiento dentro y fuera de las comunidades y a partir de ello, organizarse para enfrentar las mentiras de muchos e importantes medios de difusión, las agresiones de los islamo-facistas, la impunidad cómplice de ciertos gobernantes, el antisionismo agresivo de los Chávez y de sus aliados nativos, la condena al artero y malicioso accionar de intelectualoides de izquierdas y derechas donde abundan y legitiman muchos progres de origen y de apellido judío, etc.
Lo que ocurre en el mundo es que el antisemitismo sigue presente, el antisemitismo no se ha ido, siempre ha estado, siempre evolucionando; tras un tiempo de aparente calma a causa del Holocausto, volvió para quedarse, volvió para adaptarse a los nuevos tiempos, a los tiempos de la globalización del antisemitismo.
El antisemitismo globalizado recurre al Rambo israelí que ha reemplazado al Shylock de Shakespeare, el estereotipo del judío avaro y maligno del antisemitismo tradicional se ha convertido ahora en el hebreo sionista que somete, oprime y mata con su poder político, económico y militar a las ¨ sufridos palestinos ¨ en su pretendida ambición de dominar al mundo. Mitos, estereotipos, prejuicios, mentiras y deformaciones al servicio del nuevo antisemitismo, el mismo de siempre pero maquillado y enmascarado: el antisionismo.
Desde el afecto y la distancia, mi sincera solidaridad con la comunidad judía de Argentina, en su búsqueda de una convivencia pacifica, armoniosa y pluralista entre todos los ciudadanos argentinos, sin diferencias de credos, etnias e ideologías políticas.
Dr. Guido Maisuls
Kiriat Bialik
Israel
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