En el Irán de los ayatollahs y de los Ajmanidegiad, en el país del Islam de la Sharia y del armamentismo nuclear, como si fuera plena primavera una semilla de libertad brotó de la tierra fecunda y un pimpollo de dignidad estallo convirtiéndose en una hermosa flor, desafiando a las oscuras y retrogradas ideologías de la muerte. La semilla fue el pueblo iraní que despertó de una profundo letargo invernal y gestó el primigenio pimpollo: una joven mujer, estudiante de Filosofía de 27 años que se llamaba Neda Soltan, nada mas y nada menos que un símbolo de la resistencia a la brutalidad y al fanatismo.
Neda ha muerto, su imagen recorre el ancho mundo e invade intempestivamente nuestras sorprendidas pupilas, esta muerta, tirada en el suelo, cubierta de sangre, con un disparo en el pecho. Internet pudo más que el régimen, el espacio cibernético difundió a todos los vientos su martirio ante la criminal impotencia de la censura islámica.
No en vano su nombre fue Neda, su nombre que significa voz, Neda es la voz de la libertad de los iraníes que no callan y de una humanidad aun esperanzada, Neda es una mártir de la lucha de su valiente pueblo, Neda es el símbolo, Neda es la esperanza, Neda es la bandera que nos promete un mundo mejor.
Los Ayatollahs, los Ajmadineyad, los Hezbollahs, los Hamas y los Chávez están aterrorizados, tienen mucho miedo, tienen que esconder la imagen de Neda ensangrentada, deben ocultar su muerte y su funeral que les está apuntando como un gran dedo acusador, necesitan censurar un indiscreto Internet que desnuda impiadosamente su horrorosa crimen. No lo lograran pues Neda y toda la humanidad escucharon pocos segundos antes de su injusta muerte una voz que decía: "Neda quédate conmigo, quédate conmigo".
Neda ya no estás entre nosotros aunque quedaras con nosotros para siempre porque tú injusto martirio nos anuncia irremediablemente el inminente derrumbe del islamofacismo, que así sea, muy pronto en nuestros días.
Guido Maisuls
Kiriat Bialik, Israel, IL
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