6 de mayo de 2007

Nuestra Herencia


Escrito por el Rav Yaakov Kleiman

Asesor Científico: Dr. E. Simon, Ph.D. en microbiología, Universidad de Purdue

Una reciente investigación publicada en el campo de la genética molecular - el estudio de las secuencias del ADN - indica que las poblaciones judías de las distintas comunidades de la diáspora no han perdido su identidad genética a lo largo de todo el exilio. A pesar de las enormes distancias geográficas entre las comunidades y el paso de miles de años, las alejadas comunidades comparten un perfil genético común. Esta investigación confirma el antepasado común y el origen geográfico común del mundo judío.

Los hombres judíos de comunidades que se desarrollaron en el cercano oriente - iraníes, iraquíes, kurdos, yemenitas, romanos y ashkenazitas (judíos europeos) - tienen perfiles genéticos muy similares, casi idénticos.

"A pesar de un largo período de residencia en diferentes países y un aislamiento entre las comunidades, la mayoría de las poblaciones judías, no fueron significativamente diferentes en un nivel genético. Los resultados apoyan la hipótesis que plantea que el gen paterno de comunidades de Europa, el África del Norte y el Medio Oriente descienden de una antigua población común del Medio Oriente, y sugiere que la mayoría de las comunidades han permanecido relativamente aisladas de comunidades vecinas no judías durante y después del exilio" (M. F. Hammer, Proc. National of Academy of Science, 9 de mayo del 2000).

La base de este nuevo campo de investigación de poblaciones es el estudio del cromosoma Y, que es transmitido, prácticamente sin cambio alguno, de padre a hijo. Las mutaciones raras - que son cambios en la porción no codificada de su ADN - pueden servir como señalizadores que pueden distinguir a personas. Al estudiar las señales genéticas de varios grupos se pueden hacer comparaciones para determinar las relaciones genéticas entre los grupos.

La investigación del cromosoma Y del pueblo judío comenzó como resultado del estudio de los cohanim - la familia sacerdotal judía. Estos estudios mostraron una gran afinidad genética entre los cohanim de hoy en día - indicando que tienen un antepasado paterno común que vivió estimadamente hace 3000 años.

Esta investigación genética consiste en obtener muestras de ADN y hacer un análisis de laboratorio comparando los señalizadores de ADN en el cromosoma Y - que es transmitido de padre a hijo - y en el mtADN (ADN mitocondrial) - que es transmitido de madre a hijo. Esta antropología genética promete ser particularmente informativa para trazar la historia de las poblaciones judías y para ayudar a resolver el debate de los orígenes y emigraciones de las comunidades judías en la diáspora.

Los investigadores propusieron contestar a la siguiente pregunta: ¿Los grupos dispersos de judíos modernos son realmente los descendientes de los antiguos hebreos de la Biblia, o algunos grupos de judíos modernos son conversos (no judíos que se han convertido al judaísmo) y otros grupos se asimilaron a través de los matrimonios mixtos, y como consecuencia de eso les queda muy poco de sus "genes judíos"?

La compleja historia registrada de la dispersión de la tierra de Israel y subsecuentemente la residencia y movilización entre varios países de Europa, el Norte de África y el Medio Oriente, se espera que produzca un patrón complejo de relaciones genéticas dentro de las poblaciones judías, y entre estas mismas poblaciones y las poblaciones no judías dentro de las cuales vivieron.

La investigación se ha basado en muestras de 29 poblaciones, 7 judías, categorizadas principalmente en cinco divisiones: judíos, no-judíos del Medio Oriente, europeos, africanos del norte y del Sud-Sahara.

Los resultados de la investigación fueron que la mayoría de las comunidades judías, separadas unas de las otras en Europa, el Norte de África, el Cercano Oriente y la península Arábica, realmente parecen ser similares genéticamente, y parecen estar muy relacionadas unas con las otras, compartiendo un origen geográfico común.

Estas comunidades judías están mucho más relacionadas unas con las otras y con las poblaciones semitas del Medio Oriente - palestinos, sirios y druzos - que con sus comunidades vecinas de la diáspora.

Los resultados también indican un número bajo de mezcla (matrimonios mixtos, conversiones, violaciones etc.), en el contenido genético de estas diversas comunidades judías.

Dentro de las comunidades que fueron tomadas en consideración para este experimento, los norafricanos (Marruecos, etc.), fueron los más relacionados con los judíos babilonios (iraquíes). Estas poblaciones pueden ser las que representan mejor el contenido genético paterno de las antiguas poblaciones judías-hebreas con origen en el período del Primer Templo, antes del exilio babilonio (hace 2500 años aprox.).

Las señales del cromosoma Y de los judíos yemenitas son también similares a aquellos de otras poblaciones semitas y judías. En contraste, el contenido del gen paterno de los judíos etíopes se asemeja más a los de los etíopes de origen no judío.

Aunque la comunidad ashkenazita (europea) se separó de sus antepasados del mediterráneo hace 1200 años y vivieron dentro de comunidades gentiles del centro y este de Europa, su contenido genético paterno todavía se asemeja a los de otros judíos y grupos semitas con origen en el Medio Oriente.

Una baja taza porcentual de matrimonios mixtos entre judíos de la diáspora y gentiles fue la razón principal para esta continuidad. Ya que los judíos se establecieron primeramente en Europa hace más de 50 generaciones se estimó que los matrimonios mixtos fueron sólo del 0.5% en cada generación.

El contenido genético paterno ashkenazita no parece ser similar al de los de habla turca de hoy en día. Este hallazgo se opone a la sugerencia que indicaba que los ashkenzitas son descendientes de los kuzares, el imperio turco-asiático que se convirtió masivamente al judaísmo en el siglo VIII de la era común.

Los investigadores continúan expandiéndose en sus estudios, particularmente sobre la comunidad ashkenazita. Ellos están esperando que al examinar los señalizadores del ADN en las poblaciones judías de diferentes partes de Europa, van a poder obtener patrones demográficos e históricos de las poblaciones ashkenazitas.

Además de preguntas de interés médico, existen muchas interesantes posibilidades concernientes al origen de las comunidades ashkenazitas y sus migraciones a Europa. Parece ser que los judíos comenzaron a llegar al este de Europa probablemente hace 1000 ó 1200 años atrás, cuando la infraestructura ya estaba lo suficientemente desarrollada como para proveerles oportunidades de vida.

Una teoría plantea que los judíos del este de Europa descienden predominantemente de los inmigrantes de las zonas del Rin o de Italia, siendo así descendientes directos de las antiguas poblaciones judías/hebreas.

Una segunda teoría sugiere que fue una inmigración desde los Balcanes o del centro de Asia, con la posibilidad de grandes cantidades de conversiones de eslavos y kuzares al judaísmo.

Esta discusión es similar a la controversia que existe con respecto al origen del idish - el idioma de los judíos del este de Europa. Una teoría propone que los judíos inmigrantes de las zonas del Rin y regiones vecinas hablaban un antiguo alemán que llegaría a ser la base del idish.

Otros estudiosos niegan que el alemán sea el origen del idish. Estos expertos en lenguas ven la gramática del idish fundamentalmente eslava, con el moderno idish desarrollado mediante la incorporación de un gran número de palabras hebreas y alemadentro de un contexto básicamente eslavo en gramática y sintaxis.

No ha habido suficiente evidencia histórica para decidir sobre esas teorías. Hoy en día, con los desarrollados métodos genéticos, es posible probar estas ideas, por ejemplo probar si hubo alguna contribución significativa de los eslavos a la comunidad ashkenazita. Indicaciones tempranas de este estudio parecen apoyar el patrón que plantea la corriente "Mediterráneo - Europa - Este de Europa".

Los investigadores planean continuar su estudio, investigando la variación genética en las poblaciones que pueden trazar sus antepasados judíos a comunidades de Europa, para un mejor entendimiento de la historia y el desarrollo de la comunidad ashkenazita.

Estos estudios genéticos, apoyan la tradición judía - tanto la escrita como la oral.

Después de mil años de historia en la Tierra de Israel, los judíos se esparcieron por muchas y distantes localidades alrededor del mundo.

Algunas comunidades judías exiliadas estuvieron relativamente estables durante dos milenios - como por ejemplo Babilonia (Irak) y Persia (Irán). Otras comunidades se desarrollaron unos siglos después, siguiendo con migraciones al norte de África y Europa.

Todas estas comunidades mantuvieron sus costumbres judías y su observancia religiosa, a pesar de largos períodos de persecuciones. Los judíos permanecieron, en general, culturalmente aislados de sus comunidades de residencia. Estos estudios genéticos son un testimonio de la fe familiar judía.

Sólo el pueblo judío en la historia de la humanidad, ha retenido su identidad genética por más de 100 generaciones estando esparcidos alrededor del mundo. Esto es realmente único e inspirador!

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